En nuestra exposición, antes de la llegada de la pandemia del Covid-19, teníamos proyectada una acción en la que los alumnos y alumnas de varios centros de Vejer elaborarían junto a los mayores una serie de cartografías emocionales. Al no poder mezclar a ancianas y ancianos con jovenes, hemos tenido que dividir este proyecto.

Comenzamos en paralelo junto a Sophie Twiss y sus tintes botanicos a realizar los primeros talleres de cartografías en los colegios. En un gimnasio, con distancia y luz y un poco de eco, mostramos un mapa de la cuenca con todos sus arroyuelos afluentes. Parecía un pulmón.

Ya que la movilidad de los y las estudiantes es imposible fuera del centro educativo, en estos tiempos de pandemia, hemos decidido entrar en las aulas y llevar un pedacito de nuestra exposición. A partir de este pedacito, los invitamos a modelar en barro su sentir sobre el territorio, evocando un lugar especial, al que le tengan aprecio. 

El mapa mitopoético, los empuja un poco a ver las diferencias y coincidencias de dos formas de interpretar la realidad. A partir de ellas modelaron en barro con una pregunta en el aire ¿podemos sentir amor por una fracción del paisaje?

Había una fuente fuera, el sitio era amplio, nos hablaron de la siguiente clase que tenían, en la que la profesora les había encargado un trabajo sobre el Cañón del Colorado. Una alumna vino a enseñarnos lo que había redactado, copiando de google. Hablaba de un río, con garganta. Le preguntamos qué era una garganta y si el río Barbate tenía alguna. Ella nos dijo que no sabía, pero que había hecho un trabajo sobre el río Barbate hacía dos años del que se acordaba poco.

A la salida hablamos con la directora de la escuela SAFA de Las Lomas, donde nos acogieron con mucho tacto. Con ella charlamos de las necesidades de los alumnos y alumnas y acabamos celebrando haber hecho posible que pasen una hora “con las manos en el barro”.