Mapa mito-poético de la cuenca del río Barbate
Paul Devereux, en su libro Geografía Sagrada, habla de dos términos griegos que se usaban en la antigüedad para denominar a la tierra: Chora y Topos.
«Chora es el más antiguo de los dos términos y era una referencia holística al lugar: el lugar como revelación, el lugar como guardián de la memoria y presencia mítica. Topos, por otro lado, significaba lugar en la forma en que lo vemos hoy en día – simple ubicación y objetivo, las características físicas de un lugar, o topografía«.
Muchas culturas indígenas todavía mantienen mapas de sus territorios en forma de cuentos e imágenes mentales. ¿Cómo sería un mapa de la Cuenca del río Barbate si imaginamos y representamos las cualidades de sus manantiales, acuíferos, cerros, sus ríos y marismas como seres mitológicos que representan la geografía totémica de su paisaje?
Los mapas siempre han reflejado la comprensión de la humanidad y su relación con su entorno físico. Los cartógrafos y geógrafos siempre han representado el conocimiento actual de su cultura y el sistema de creencias sobre las tierras que estaban trazando. Los mapas antiguos a menudo reflejaban aspectos del alma del lugar en forma de bestias y monstruos, vientos y manantiales sagrados, dioses y diosas. La transición a mapas topográficos elaborados con precisión reflejaba la transición de nuestra conciencia de una relación multidimensional con el lugar a una topografía puramente física.
En este mapa nuestra intención es nombrar algunos de los aspectos cualitativos de la zona de la Janda, y exponer las historias de los lugares y la memoria a través del arte, con el fin de inspirar a los visitantes de la zona a valorar sus dones sagrados.
«Imaginemos el anima mundi como esa particular chispa del alma, esa imagen seminal, que se ofrece a través de cada cosa en su forma visible. Entonces el anima mundi indica las posibilidades animadas que presenta cada evento tal como es, su presentación sensual como un rostro que habla de su imagen interior – en resumen su disponibilidad a la imaginación, su presencia como una realidad psíquica.»
James Hillman, El pensamiento del corazón y el alma del mundo