El 27 de noviembre comenzamos con Miguel Gomar en el Aula de la Naturaleza de Santa Lucía la primera de una serie de 4 sesiones de cestería tradicional lugareña. Un conocimiento que está en riesgo de perderse.

“El miércoles pasao estuve en Medina, contaba Miguel, y fui a buscar a un artesano de pleita…” Miguel va contando su relación con el material, al que respeta y trata como material vivo. Con un cuchillo va partiendo cada caña en ocho finas tiras. El cuchillo es una herencia de su padre, Joaquín Gomar, conocido en Vejer como “Joaquín Miracielos”. Cuenta esto y también cuenta su relación con el conocimiento de la artesanía y su escasa valoración. “El hombre está casi ciego. Su mujer me llevó a la habitación donde hace los canastos y está llena. Le compré 4 y me pidió en total 15€. ¡15€! “ 

Miguel se queja de que la labor de la artesanía con caña no esté valorada económicamente. El pagó 20€ por cada canasto al artesano de Medina. “La pleita tiene una trabajera…”

Con su labor y con la forma de compartirla, Miguel demuestra cariño y conciencia. “La caña del país es una planta invasora. Es un material que tenemos aquí, en cualquier sitio que haya agua. Para trabajarla hacen falta tres herramientas de última generación: un hocino, una faca y una navaja”. 

Miguel trenza y habla durante cuatro horas sin parar. Al final queda el canasto en el centro. “Ahí hay un pedacito de cada una y de cada uno”. 

El taller está teniendo muy buena acogida entre los lugareños. Tanto que empezamos a planear la creación de una comunidad de aprendizaje en la que atesorar estos saberes, que parecen diluirse en el tiempo.

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Elegir la buena caña es el primer paso. La madura es.
Las herramientas son esenciales.
El cuchillo de corte ha de ser romo,
Para que nos sirva únicamente de guía…
para que la caña se abra por sus propias fibras.
Uno de los pasos más difíciles a maestrar
Migue bromea: ‘A mi me llevo 30 años aprender a partir la caña!’
Lo intentamos.
Práctica y sensibilidad hacia el material frágil son claves.
En las manos del maestro la caña baila
y parece se abre sola!
De cada caña sacamos 8 tiras.
Una vez listas empezamos el tejido.
Cuatro tiras por cuatro forman una estrella en el suelo.
Ésta sería la base de nuestra canasta.
Con el resto de tiras vamos abrazando la estructura.
Arriba, abajo…
Arriba, abajo…
Arriba, abajo…
Desde la primeras lineas, ya tenemos suficiente rigidez.
En este momento podemos darle forma al círculo natural, para obtener por ejemplo un óvalo de base.
Una vez terminada la base, levantamos el resto de tiras.
Atándolas arriba para que formen un arco natural.
Y volvemos a tejer.
Está vez pasando entre las 4 tiras juntas igualmente…
para conseguir un agarre más fuerte.
Una meditación acompañada de un ser vivo – La Caña.
Una vez llegamos a la altura deseada, terminamos volviendo las tiras dentro del tejido.
..con la ayuda del cuchillo como guía.
Dejamos sólo aquellas que queremos usar para las asas.
Y las cubrimos con dos tiras nuevas,
abrazándolas en espiral.
Después de cuatro horas de trabajo
… podemos mojar la cesta para que las tiras de caña se igualen en sentir..
Y ya está!
El saber hacer de Miguel Gomar no tiene precio!